Venezuela fortalece métodos de control ambiental a empresas mineras

Prensa Minería/ Héctor Carrasquel.- Este viernes 12 de abril, representantes del Ministerio del Poder Popular para Desarrollo Minero Ecológico sostuvieron una reunión con autoridades del Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo (Minec), en el marco del plan de seguimiento a las actividades de la pequeña y mediana minería.

El viceministro para Exploración e Inversión Ecomineras, Franklin Ramírez, informó que se está organizando la política de abordaje en varios grupos de trabajo, bajo la premisa de hacer una nueva minería desde una visión amigable con el ambiente.

“Esta política de abordaje está orientada a las actividades conexas de la mediana minería, como lo son las plantas de procesamiento de arenas auríferas que tienen alianzas estratégicas con la Corporación Venezolana de Minería (CVM), y requieren los respectivos permisos para el desarrollo la producción minera, así como los términos de afectación a los recursos naturales”, expresó Ramírez.

Señaló que estos encuentros interministeriales permiten la coordinación para llevar adelante una política coherente, en función a los requisitos y requerimientos que debe cumplir cada una de las empresas que tienen alianzas estratégicas con la CVM, de acuerdo con lo establecido en la Ley del Ambiente y demás ordenamiento jurídico que rige la materia de resguardo ambiental.

Apalancamiento a la pequeña minería

El representante de la Cartera de Minas enfatizó que, con la pequeña minería, se ha diseñado una metodología que permita cumplir con todos los procedimientos para la obtención de los permisos de ocupación de territorios, y de afectación de los recursos naturales.

“Se ha acordado con el Minec un plan de abordaje para llevar adelante estudios de impacto ambiental y los consecuentes permisos de afectación ambiental; este trabajo lo hemos venido realizando por bloque, y por medio de la organización popular que tenemos a través del Consejo Popular Minero, con el fin de mejorar el desempeño ambiental de las organizaciones mineras”, comentó.

 

 

Fotos: Jonnathan Gudiño

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Consejo Popular Minero condena intento de golpe de Estado contra Venezuela

Prensa Minería/Karina Depablos.- Los y las integrantes del Consejo Popular Minero (CPM) rechazaron categóricamente los intentos golpistas ejecutados por el imperio estadounidense y la ultraderecha venezolana desde el pasado 23 de enero de 2019, con la autoproclamación de Juan Guaidó como “presidente encargado” de la nación.

A través de un comunicado, esta organización social aclara a la opinión pública que reconoce a Nicolás Maduro como presidente legítimo y constitucional de Venezuela, quien resultó electo por la gran mayoría de los votantes, en elecciones libres, universales, directas y secretas, celebradas el pasado 20 de mayo de 2018.

El Consejo Popular Minero manifestó su total repudio a la actitud vil y hostil de grupos terroristas nacionales e internacionales que pretenden instalar un Gobierno paralelo en Venezuela, lleno de odio, violencia y muerte.

La mayor organización social minera de Venezuela, integrada por más de 150 mil trabajadores y trabajadoras, aclaró a la población bolivariana y al mundo, que lucharán contra cualquier intromisión e injerencia de gobiernos extranjeros. “Exigimos respeto a nuestra soberanía y autodeterminación como pueblo. ¡Venezuela se respeta!”, remarcó el CPM en el comunicado.

 

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Pequeña minería entró a las grandes ligas con la Expo Venezuela Potencia 2018

Prensa Minería/Héctor Carrasquel.- En béisbol, se dice que cuando un pelotero juega en las grandes ligas es porque destacó en las ligas menores, o porque tiene las condiciones para poder jugar con los mejores; este es el caso de la clase trabajadora de la pequeña minería venezolana que, con su arduo trabajo, constancia y organización, cumplió su sueño de ser reconocida como agente principal para la diversificación económica del país.

La pequeña minería del Arco Minero del Orinoco demostró su potencial en la segunda edición de la Expo Venezuela Potencia, en el Poliedro de Caracas, entre el 25 y el 28 de abril del año 2018.

Ramón Calderón fue uno de los representantes del poder popular trabajador de la pequeña minería, quien le explicó a los y a las asistentes, el trabajo que realizan todos los días para poner su ‘granito de oro’ en el apalancamiento del sistema productivo del país.

“Para nosotros, estar en la Expo Venezuela Potencia 2018 es muy importante, porque nos abre un camino. Hoy somos reconocidos tanto a nivel nacional como internacional; somos una fuente que está ayudando a levantar la economía de nuestro país”, subrayó.

 Visibilizados en positivo

“Por primera vez en nuestra historia, los miembros de la pequeña minería estamos siendo visibilizados de otra manera, porque este Gobierno nos ha dado el valor que tenemos los pequeños mineros. Anteriormente, éramos considerados ilegales, destructores, delincuentes; ahora, se reconoce nuestro rol productivo y organizativo”, manifestó.

De acuerdo con el trabajador, hoy el Estado venezolano reconoce la invaluable labor que vienen realizando los pequeños mineros, quienes tienen más de 150 años practicando esta actividad en el territorio nacional.

“La formalización nos limpia esa imagen que, por años, nos han tildado de depredadores ambientales. Nosotros, ahora, vamos encaminados y rumbo a consolidar nuestra economía con tecnologías menos invasivas, y a consolidar una minería que respete el ambiente”, enfatizó el trabajador minero de Bolívar.

Los artesanos del oro

Calderón recordó que el presidente Nicolás Maduro les encomendó, como “artesanos del oro”, dar la batalla en la vanguardia para combatir la guerra económica y el bloqueo financiero a los que está siendo sometido nuestro país.

“La pequeña minería tiene un gran responsabilidad en el Motor Minero, que es el ‘motor de motores’: tiene la misión de fortalecer la economía del país y, a la vez, sumar esfuerzos para transformar la realidad social, ambiental y cultural de las zonas mineras. La pequeña minería debe ayudar a construir una patria próspera y más feliz”, señaló.

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Venezuela instala tecnología para eliminar lagunas de colas auríferas

Prensa Minería/Karina Depablos.- Venezuela es uno de los primeros países de América Latina en invertir en la instalación de tecnologías mineras para reducir en un 80 % el consumo de agua en los procesos de producción de oro. Estas nuevas tecnologías permitirán eliminar las lagunas de colas resultantes de los procesos auríferos que tanto daño le hacen a la salud de la naturaleza y de los seres humanos.

Al hilo de esta iniciativa, se “han concretado alianzas con tres empresas nacionales, las cuales están adelantando el uso de separadores sólido-líquido en el Arco Minero del Orinoco, a fin de eliminar estas lagunas. Son plantas que servirán para que las demás empresas se motiven y busquen el camino de la prevención definitiva de este problema que impacta en la biodiversidad y en las comunidades”, notificó Liz Coecher, ingeniera química egresada de la Universidad de Oriente (UDO), especialista en Agua Potable y Saneamiento Ambiental.

Nuevas tecnologías_Arco MineroDurante su participación en el programa radiofónico En la bulla, Coecher explicó que este innovador procedimiento ha sido aplicado en otros países y que, con él, se han obtenido excelentes resultados en la reducción del consumo de los recursos naturales; y en el tratamiento de las colas, esos residuos tóxicos de procesos mineros conformados por una mezcla de agua y minerales.

“Se trata de un proceso preventivo, de una cultura para evitar la contaminación minera. El objetivo es maximizar la recuperación de minerales con opciones tecnológicas que reduzcan el impacto ambiental y en la gente”, aseguró.

Para Coecher, quien actualmente se desempeña como gerente general para Desarrollo Ecosocialista de la Corporación Venezolana de Minería (CVM), la eliminación de las lagunas de colas evitará los costos de remediación de grandes extensiones de terreno; así como la propagación de enfermedades ocupacionales mineras en el estado Bolívar, producto de las circunstancias históricas en las que se ha realizado la explotación aurífera en el país.

Valorizar los residuos

De acuerdo con la especialista, el Gobierno de Venezuela está haciendo grandes esfuerzos para que la pequeña minería del Arco del Orinoco migre a tecnologías que consuman menos agua, menos energía y generen menos residuos en las zonas seleccionadas para el desarrollo minero.

En cuanto al tratamiento de las arenas mercuriales, catalogadas como pasivos ambientales, Coecher comentó que el Estado venezolano ha avanzado en investigaciones científicas para recuperar, mediante métodos de cianuración, el oro contenido en estos residuos, y convertir los relaves en materiales sólidos que puedan reutilizarse en obras de construcción civil.

“Las arenas mercuriales son residuos que debemos valorizar. Estamos haciendo el trabajo junto con científicos de las universidades Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo), de Oriente (UDO) y Central de Venezuela (UCV), utilizando sus excelentes laboratorios, para hacer adaptaciones en las plantas; con el objetivo de rescatar el material residual de mercurio y otros metales pesados que contienen las arenas secundarias de rechazo de los molinos artesanales”, detalló.

Corresponsabilidad y participación popular

La participación del poder popular minero organizado es de vital importancia en la ejecución de los planes y los proyectos mineros ecoamigables que ejecuta el Gobierno venezolano.

Liz Coecher_En la bulla n.° 20_JGLa especialista Coecher afirmó que la política del Arco Minero del Orinoco ha traído resultados importantes, como la organización territorial, la caracterización de las potencialidades de los recursos minerales, la planificación de los proyectos mineros y la selección de nuevas alternativas para el aprovechamiento minero.

“Hoy por hoy, son los mineros y las mineras quienes nos preguntan cómo hacemos para migrar a otra tecnología, porque todos hemos entendido el tema de la eficiencia: de maximizar la recuperación de los minerales presentes en cada una de las áreas. Ellos mismos están viendo la evaluación económica, haciendo ese ejercicio, y se dieron cuenta de que el mercurio no es el camino: son las nuevas tecnologías; de que deben ejercer la soberanía minera, la protección ambiental, luchando para evitar la contaminación y la destrucción”, dijo Coecher.

La especialista acotó que se desarrollarán programas de formación para que los pequeños mineros y las pequeñas mineras se conviertan en multiplicadores de conocimientos sobre ejercicios mineros ambiental y socialmente responsables.

 Fotos: Prensa Minería 

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Venezuela podría ser el segundo país con mayores reservas de oro

Prensa Minería/Martha Díaz.- “Hasta el momento, tenemos certificadas 1500 toneladas de oro en el Arco Minero del Orinoco, pero si llegáramos a certificar todas las zonas, tendríamos más de 8900 toneladas de oro; eso nos convertiría en el segundo país con más reservas de oro en el mundo, después de Australia”.

La declaración la hizo el ministro del Poder Popular para Desarrollo Minero Ecológico, Víctor Cano, durante su participación en el programa Encendidos, transmitido por VTV, este lunes 12 de marzo.

Cano habló sobre la políticas implementada por el Gobierno nacional para transformar la manera de hacer minería en el país: delimitación de áreas mineras, acompañamiento a la organización popular, investigación minera y desarrollo de nuevas tecnologías, recuperación de pasivos ambientales, entrega oportuna y controlada de insumos para la explotación minera, compra de minerales a precios justos, lucha contra el contrabando y la violencia, procesos formativos integrales y continuos de la clase trabajadora para adoptar técnicas y tecnologías más eficiente y con menor impacto ambiental.

El titular de la cartera de minas expresó que, en este momento, además de estar trabajando en el proceso de captación de oro, en la firmas de alianzas estratégicas y en el establecimiento de empresas mixtas, también se encuentran en un proceso de certificación de las reservas de oro.

Enfatizó que el Arco Minero del Orinoco (AMO) fue decretado como “una política de organización de la actividad minera”, a fin de dejar la mayor huella en lo social y la menor huella en el ambiente, e indicó que se prevé pasar progresivamente de una minería informal a una actividad productiva formal.

“Hemos firmado 49 alianzas estratégicas con los pequeños mineros en el tema del oro y, recientemente, 34 alianzas más, pero con el tema del diamante; seguimos avanzando con estos trabajadores que antes no eran vistos por el Estado venezolano, y los estamos llamando para que trabajen con nosotros, para que su producción sea vendida al Banco Central de Venezuela (BCV) y que la riqueza transitoria de la mina aporte a la economía de la nación”.

Dijo que, con la quinta entrega de material aurífero, que se realizó la semana pasada, gracias al esfuerzo de la pequeña minería, se ha sumado un aporte de casi 115 millones de euros en lo que va de 2018; estas entregas tempranas indican que se va a superar la meta propuesta por el presidente Nicolás Maduro de 2 mil millones de dólares aportados por el Motor Minero para la economía nacional.

Soberanía sobre nuestros minerales

En referencia al tema del contrabando de los recursos minerales, el representante de minas afirmó: “La lucha contra el contrabando es una línea de acción para el Arco Minero del Orinoco, en la cual trabajamos con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, a través de la REDI Guayana, según los planes establecidos con el Comando Estratégico Operacional; y de acuerdo con las políticas internacionales de compra-venta de minerales”. En ese sentido, detalló que Venezuela ha tomado la ruta del cierre de fronteras con Aruba, Curazao y Bonaire hasta que sus Gobiernos tomen medidas para reducir el tema del tráfico ilegal de minerales estratégicos y otros productos venezolanos.

Explicó que los Gobiernos de estos países irrespetan las normas internacionales. “Curazao, por ejemplo, no tiene ninguna mina. El oro venezolano llega a ese país de manera ilegal, contrabandeado por mafias, y ellos (el Gobierno de Curazao) lo nacionalizan y lo ponen como suyo en sus cifras oficiales. En 2015, ellos reportaron la exportación de más de 18 toneladas de oro; para la misma fecha, en el Banco Central de Venezuela, ingresaron menos de 700 kilos de oro. De ahí, el cierre de la frontera”, dijo.

Destacó que el presidente Maduro ha realizado, acertadamente, estrechas relaciones con países aliados como Turquía, Rusia y China, lo que ha permitido saltar el bloqueo económico impuesto por EE. UU.

Asimismo, sobre el potencial minero de nuestro país, Cano afirmó que “con los 42 minerales explotables certificados en Venezuela, la minería podría aportar más de 11 billones de dólares, lo que representa un gran potencial para la economía nacional”.

Foto: Archivo

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Andrés Antillano: “Arco Minero viene a dar coherencia a una actividad minera que estaba al garete”

Tras varios meses de investigación etnográfica en el Arco del Orinoco, reconocido científico venezolano sostiene que, sobre la actividad minera en la Orinoquia, hay un estigma creado de manera interesada, especialmente, por los grandes capitales. Entre sus conclusiones, dice: “La alianza entre el Estado y la pequeña minería es una forma de conjurar la violencia y garantizar un desarrollo minero ecológicamente amigable”

Prensa Minería/Nerliny Carucí.- “En el pasado, se cometieron errores, porque la política pública era una política de desconocimiento de la actividad minera: de persecución o de no reconocimiento, y eso condujo a situaciones que favorecieron a grupos criminales que terminaron explotando al pueblo minero”. Así dio cuenta el científico Andrés Antillano del contexto en el cual emergió el controvertido Arco Minero del Orinoco, y del significado que esta política tiene en la dignificación del mundo minero.

Andrés Antillano es psicólogo social y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV), especialista en criminología y activista por los derechos humanos. Este científico ha realizado investigaciones “desde adentro” en las minas del estado Bolívar, para comprender la vida del pueblo minero en su cotidianidad, allende cómo se estructuran las prácticas sociales asociadas a la minería.

“Con el Arco Minero, se puede garantizar un desarrollo responsable de la actividad minera, sobre todo descansando en lo que es la fuerza motora de esta transformación minera: la clase trabajadora minera”, indicó el experto sobre el impacto ambiental y social del Arco de Guayana.

Andrés Antillano- en El Callao - Foto Emilio GuzmánEn su opinión, formada a la luz de dispositivos etnográficos de coproducción de información, el sector minero expresa la identidad de la clase trabajadora venezolana; a pesar del estigma que sobre él propagan, especialmente, “los grandes capitales que han estado detrás de la minería”.

La presión ejercida contra el Arco Minero ha crecido en el tiempo. Basta recordar la campaña de descrédito en la opinión publicada, de los días recientes: “Minería decretada por Maduro causa estragos”; “Arco Minero se come a Venezuela, y nadie dice nada”; “Arco Minero es una amputación del 12 % del territorio nacional”; incluso cuando científicos, pueblo minero, líderes indígenas y Gobierno nacional han demostrado que el Arco Minero de Guayana es una política que ha venido a poner orden en el caos de una actividad minera que, como dijo Antillano, estaba “al garete”. Según este investigador académico, en esta crítica, hay de todo: hay crítica malintencionada, algunas críticas justas y juicios que obedecen a un profundo desconocimiento.

Antillano definió las alianzas entre el Estado y la pequeña minería, en el Arco Minero del Orinoco, como “un camino que puede ser indetenible y puede ser un faro para los mineros, de todo el mundo, que viven en condiciones de explotación, de casi esclavitud, de despojo y saqueos permanentes”.

Esta conversa sobre el Arco Minero la tuvimos en el programa de radio En la bulla, transmitido por RNV Informativa y radio Miraflores, el 17 de noviembre de 2017.

—¿Por qué hacer una investigación científica sobre el tema minero?

—El interés de esta investigación es que sobre los pequeños mineros pesa un estigma, que yo creo ha sido interesado. Es parte, digamos, de esta estrategia de negación de nuestro pueblo, negación de la gente humilde que es quien produce la riqueza: esa que hace al país. Es una estigmatización histórica de los pequeños mineros que intenta señalarlos como grupos delictivos, holgazanes, depredadores del ambiente,cuando más bien son los pequeños mineros —insisto— quienes, como los empobrecidos, como los trabajadores de este país, producen la riqueza.

Entonces, en buena medida, esta investigación buscaba conocer, de cerca, el mundo minero. La etnografía, justamente, es ser parte de lo que se estudia: no ver las cosas a la distancia, sino conocer de cerca la vida, las prácticas sociales, las formas de organización, los problemas de los mineros y, bueno, ¡fue realmente apasionante! Si algún sector —yo llegué a la conclusión, Nerliny, ministro, María— expresa la identidad de la clase trabajadora, en este país, es el minero.

En nuestro imaginario colectivo, hay un poco de esa idea, muy colonial, de El Dorado: que el oro se da, así de fácil, al alcance de la mano.

Arco Minero del Orinoco - Mina El Chivao - Foto Emilio Guzmán—Que brota.

—¡Que brota! Bueno, esta idea de que —quizá, fue verdad en algún momento—, en El Callao, llovía, y salían los cochanitos de oro. ¡No! Realmente, si vale algo el oro, no es por el material, sino por el esfuerzo gigantesco que el minero le pone.

—Andrés, ¿por qué el público tiene una mala imagen del minero? ¿Por qué la mala imagen del minero tiene una gran exposición mediática?

—Dentro de los pequeños mineros hay de todo, pero prevalece la gente buena y trabajadora, gente que intenta ganarse su sustento con su esfuerzo, con un empeño impresionante. Además, el minero vive con una vida muy humilde, muy modesta: tiene el oro para sobrevivir, pero no se trata de fortunas meteóricas. ¡Eso también es un gran mito! Puede haber muchas razones de este estigma, pero pienso que ha sido un estigma creado de manera interesada, especialmente, por los grandes capitales que han estado detrás de la minería. Por ejemplo, se habla de la depredación; yo estuve ahí, y vi zonas de mucha depredación ambiental, pero era por parte de las grandes empresas mineras del pasado, que fueron expulsadas [por el gobierno del presidente Chávez]. ¡Yo estuve ahí: a mí no me echaron el cuento!

El minero, además, tiene un sentido antiimperialista. Esa fue una de las cosas de las cuales me di cuenta, porque su lucha de clases siempre ha sido contra las grandes corporaciones que explotaban al minero; y el minero fue, históricamente, reivindicando la soberanía nacional. Acercarse al mundo minero es acercarse a un mundo culturalmente rico, porque además es un crisol del pueblo venezolano: uno consigue, en las minas, gente de oriente, de occidente; gente de Apure, gente de los Andes; hermanos que vienen de otros países, hermanos colombianos. En fin: el Arco es un crisol de los sectores populares; en ese sentido, es una cultura muy rica.

Además, el minero tiene un poco la idea —¡claro!, insisto que hay de todo un poco: no debemos homogeneizar— del bien común: entender que la naturaleza no puede ser depredada de manera infinita, porque ellos viven de la naturaleza, y deben tener una relación de respeto. Luego, también hay un problema el cual es una responsabilidad del Estado, y entiendo que la política del Ministerio para Desarrollo Minero Ecológico se trata de saldar esa deuda: es la situación de irregularidad de la pequeña minería…

—¿De la informalidad?

—De la informalidad. Las condiciones de informalidad hacen presa fácil al pueblo minero de grupos criminales, lo hacen presa fácil de la extorsión. Yo he visto, con el tema del paludismo, cómo mercenarios de la salud desvían los medicamentos para vendérselos, a precios exorbitantes, a los mineros —¡medicamentos que son gratuitos en Venezuela!.

La informalidad también guarda relación con la situación jurídica, legal; en ese sentido, una política de regularización, de reconocimiento, de presencia del Estado, de alianzas entre el Estado y la pequeña minería no solamente va a mejorar la situación de los mineros, sino que va a garantizar un desarrollo ecológicamente amigable y, además, va a significar una estrategia para saldar la situación de la guerra económica que vive el país.

—En estos días salió publicado en algunos medios de comunicación que, según los resultados de una investigación realizada por usted en el Arco Minero del Orinoco, “hay una relación directa entre el auge de la producción aurífera y la violencia”. ¿Se puede categorizar o entender de esa manera? ¿Esa afirmación le hace justicia a la forma como se estructura el fenómeno de la violencia en el Arco?

—¡Yo no dije eso, exactamente! Hay un tema de la renta. La minería ha estado en el norte del estado Bolívar desde hace casi doscientos años en 1824 fue la primera explotación en el Cuyuní y, sin embargo, la violencia no estaba ahí presente. Los grupos criminales no son pueblo minero; por el contrario: las mafias explotan y abusan al pueblo minero. La violencia en el Arco Minero está condicionada por varios factores; entre ellos creo yo: la débil presencia del Estado. Por eso, hay que fortalecer la presencia del Estado y regularizar la actividad minera. Por ejemplo, una de las cosas planteadas por los mineros es la posibilidad de vender directamente al Estado y, en ese sentido, estos éxitos tempranos de despacho de oro son un camino que avizora una política importante: la posibilidad de vender directamente al Banco Central y a Minervén; así como tener una relación estrecha con el Estado, porque ellos entienden que el Estado venezolano no está para perseguir al pueblo minero, sino para protegerlo y dignificarlo.

Justamente, la débil presencia del Estado favorece la instalación de soberanías criminales. También, está la existencia de una renta muy grande, la cual es muy atractiva para grupos criminales que terminan explotando al pueblo minero. De hecho, el problema central es la extracción desregulada de rentas, sin un papel activo del Estado y de las comunidades.

La violencia está vinculada con la situación de lucha de clases; es decir: ya no es el gran capital de las empresas transnacionales el que explota al pueblo minero, sino grupos criminales. Entonces, la presencia del Estado, la alianza entre el Estado y la pequeña minería es una forma de conjurar la violencia en el Arco Minero del Orinoco.

¡No hay una relación necesaria entre minería y violencia! La violencia responde a la falta de políticas —y yo creo que hay un esfuerzo importante con el Arco Minero del Orinoco— que integren al minero y le garanticen condiciones de vida adecuadas.

—Hay personas que se oponen al Arco Minero, ideado por el Comandante Chávez y que, ahora, se ha cristalizado con el decreto del presidente Nicolás Maduro. A su juicio, ¿cómo impacta socialmente el Arco Minero del Orinoco?

—¡Sí! En las críticas del Arco Minero, hay de todo: hay crítica malintencionada; hay críticas correctas y justas, que puedo yo compartir, inclusive; y críticas que obedecen a la falta de comunicación. Por eso, aprovecho y saludo este esfuerzo comunicacional de En la bulla, cuya producción está haciéndose desde el Ministerio para Desarrollo Minero Ecológico con Radio Nacional de Venezuela. Pero, esencialmente, yo creo que el Arco Minero apunta a reconocer y darle coherencia a una actividad minera que existe desde hace muchísimo tiempo y que, de algún modo, estaba al garete.

En el pasado, se cometieron errores, porque la política pública era una política de desconocimiento de la actividad minera: de persecución o de no reconocimiento, y eso condujo a situaciones que, por ejemplo, favorecieron a grupos criminales que terminaron explotando al minero. Entonces, creo que si el Arco Minero sirve para regularizar la situación de los pequeños mineros; garantizar los derechos humanos de los pequeños mineros; garantizar una presencia activa del Estado, la afirmación de la soberanía y un desarrollo ecológico de la minería —que, de hecho, no es una utopía. Hay experiencias interesantes en zonas mineras de Perú, donde la misma comunidad establece medios de control y de monitoreo ambiental—; esas son cosas que pueden garantizar un desarrollo responsable de la actividad minera, sobre todo, descansando en lo que yo creo que es la fuerza motora de esta transformación minera: los pequeños mineros, la clase trabajadora minera.

—Tú decías, hace unos minutos, que el pueblo minero es un pueblo muy humilde, el cual maneja muchas riquezas. ¿Esa humildad viene dada, a lo mejor, por el desconocimiento del valor de tanta riqueza? ¿O qué opinas tú?

—¡Fíjate! Una de las cosas que, para mí, guarda relación con esos mitos, que comentaba Nerliny, es que el pequeño minero realmente no produce mucho. De hecho, le queda muy poco y lo que gana es una estimación.

—Lo que gana termina pagándolo en vacunas.

—Termina pagándolo en vacunas, o en precios exorbitantes en determinados productos; por ejemplo, en medicinas contra el paludismo, un fármaco gratuito para tratar el paludismo, que se lo venden a precios desmesurados. Entonces, el minero se queda más o menos con un 5 o 10 %. Extrae muy poco —eso depende mucho de la zona, pero extrae muy poco— y se queda con un 10 % de lo que extrae. Todo lo demás, queda por ahí. ¡¿Quién se apropia de esto?! Las mafias, los actores que extorsionan a los mineros. En ese sentido, es clave el desarrollo de las fuerzas productivas mineras, la asistencia técnica a los mineros, la posibilidad de creación de fondos mineros que permitan reinvertir esto.

—Estamos haciendo el Fondo Social Minero.

—Ese tipo de cosas no solamente va a permitir espantar los peligros, que son reales y son peligros de soberanía nacional. Hay países donde las dinámicas de conflicto armado se sustentan mucho en estas prácticas extorsivas de los pequeños mineros. ¡No es el caso de Venezuela, por suerte! Pero es un peligro siempre. Entonces, la posibilidad de reapropiar este excedente, por parte de la clase trabajadora minera y del Estado, para que pueda ir a las arcas del Banco Central, en acuerdos equitativos para los pequeños mineros y para el Estado, no solamente va a espantar este peligro; además permitirá el desarrollo de la actividad minera tradicional, una actividad productiva hecha casi manualmente.

Durante la investigación, yo bajaba a los barrancos —como llaman a los “verticales”—, a 50 metros, a ver cómo sacaban el oro a punta de martillo. Ese es un trabajo muy artesanal, muy precario, muchas veces, a riesgo de la vida de los propios mineros. Entonces, el desarrollo de mejoras tecnológicas, amigables con el ambiente; la protección de la seguridad industrial y la salud de los mineros; va a significar no solamente la dignificación de la vida del minero, sino también una actividad mucho más rentable y mucho más económica, y esto tiene que ver con el estudio, el conocimiento y la asistencia técnica que usted menciona. Es una posibilidad real para desplazar el problema del uso de mercurio que tanto afecta a los propios mineros como al ambiente.

—Tú que has estado con el pueblo minero y has hecho tus investigaciones, ¿ellos están conscientes de la necesidad de la preservación del ambiente y de los ecosistemas donde están trabajando? ¿Cuál ha sido tu impresión con este pueblo?

—Debo señalar que el mundo del pequeño minero es muy heterogéneo. Está el minero tradicional —como el caso de María—: un minero que tiene toda la vida en el ejercicio de esa actividad y ha desarrollado un saber de protección del ambiente; y están los recién llegados quienes tienen actividades muy predatorias: quieren hacerse rápidamente un pequeño capital, muchas veces, en contra de su vida, inclusive. Pero, en general, el impacto predatorio del minero tradicional sobre el ambiente es relativamente reducido. ¡Claro!, como son muchos, quizás, su suma puede ser mayor, pero, sobre todo, es un impacto sobre su propia vida: contaminación mercurial, el tema mismo de paludismo. Pero, reitero, el minero tradicional intuye —porque, finalmente, el minero vive en una relación necesaria con el ambiente— que la preservación de la naturaleza es esencial: el minero tradicional es cuidadoso con el entorno natural.

El minero generacional tiene una cultura minera acentuada que, además, se distingue claramente, porque es el minero que menos accidentes tiene. Tiene una relación más responsable con su actividad, con el ambiente, pues ha nacido y vivido en la mina o ha estado vinculado con la mina. Además, tiene una relación muy interesante. Por ejemplo, en el caso de El Callao, muchas familias tienen la mina en el patio de su casa, y solamente explotan lo necesario.

¡Fíjense, ministro, Nerliny, la diferencia con el gran capital! Esa es la gran diferencia con las grandes industrias mineras que van a agotar, de pronto, el yacimiento, a sacar lo más que puedan; a veces no sacan nada, pero lo que les interesa es el negocio bursátil: estar en la bolsa de valores de Wall Street.

El minero tradicional entiende que su principal forma de vida es esa: solamente se hace del oro que requiere para vivir, y no hay una relación predatoria con la mina ni con el ambiente. No obstante, al mismo tiempo, hay otras formas de relación en el territorio. Por ejemplo, las dragas y balsas —que son una suerte de mediana minería ilegal, que involucra capitales importantes y actúa con impunidad— tienen serios impactos predadores sobre los lechos de los ríos. También están las familias mineras que llegan de las grandes ciudades y del campo, en buena medida, huyendo de situaciones de pobreza provocadas por esta criminal guerra económica contra los sectores populares; por las operaciones especulativas contra el pueblo venezolano. Esas familias llegan, muchas veces, buscando oxígeno, respiro en las minas, algunas creyendo en esta historia de El Dorado: de la fortuna rápida; que insisto: es falsa porque el pequeño minero trabaja con métodos de muy poco desarrollo industrial, incluso artesanal, y nunca logra sino unos pocos puntos, menos de un gramo de oro —como dicen en las minas: menos de una ‘grama’—.

Eso lo vemos en los despachos de oro: el trabajo de 25 mil mineros se reflejó, en la décima segunda entrega de 2017, en un poco más de 700 kilos de material aurífero.

—Usted acaba de tocar un punto importantísimo, que yo no lo terminé de desarrollar: cada minero, cada cuadrilla, cada compañía tiene una actividad cooperativa, esencialmente. La explotación minera produce relativamente poco y tiene muy poca ganancia; pero el conjunto de los mineros puede tener una ganancia extraordinaria. Allí, hay un vacío que los pequeños mineros vienen solventando con el Consejo Popular Minero, con la organización…

—Con las brigadas mineras.

—… con las brigadas mineras. No verse como unidades aisladas, sino verse como movimiento. Porque ese excedente podría convertir al movimiento minero del Arco Minero, quizás, en el movimiento popular más importante del país, no solamente por lo que produce, sino por la cantidad de familias involucradas; es decir: cómo los pequeños mineros organizados, de manera colectiva, se reapropian de sus propios excedentes, con el Estado, incluso, para transferírselo al Estado, al Banco Central, a un precio justo; esto permite la transformación social, tecnológica, educativa.

Un problema muy importante es que, generalmente, las minas están fuera de las áreas más consolidadas; por lo tanto, los niños no tienen acceso a la educación formal. Hemos estado pensando, con el Consejo Popular Minero, en proyectos de educación informal y de salud que permitan que los niños sean atendidos; es decir: cómo esto puede estar en manos de un desarrollo integral local.

—De todo el Arco Minero del Orinoco.

—De todo el Arco Minero, controlado por quienes producen la riqueza. Porque, finalmente, este es el socialismo. El socialismo es que quienes producen la riqueza sean quienes decidan políticamente sobre la riqueza. Allí, la posibilidad de esta alianza entre los pequeños mineros organizados y el Estado, en el Arco Minero del Orinoco, es un camino que puede ser indetenible y puede ser un faro para los mineros, de todo el mundo, que viven en condiciones de explotación, condiciones de casi esclavitud, de despojo y saqueos permanentes, en distintos países de nuestra América y del resto del mundo.

—Una vez más estamos viendo, Nerliny, la necesidad que teníamos de tener el Arco Minero del Orinoco para abordar el tema socioambiental que, como decimos en nuestro lema, es dejar “la menor huella en el ambiente, pero la mayor huella en lo social”; de acompañar la organización de los mineros y las mineras que hacen vida en el Arco.

—¡Y reconocerlos, ministro! Es importante que el Estado reconozca a los pequeños mineros como los productores de la riqueza minera, en el país. Como parte de ese reconocimiento, la comunidad local debe incorporarse en los procesos de toma de decisiones, control y gestión de la política minera. En ese sentido, es responsabilidad del Estado respetar los derechos de los pueblos indígenas sobre sus tierras ancestrales, tal como está consagrado en la Constitución.

Si juntamos los objetivos del Arco Minero, encontramos el de tomar el control soberano de la cadena productiva minera, pero también el de incorporar el control de las actividades conexas a la minería. Usted que tuvo la oportunidad de estar allá con los mineros y las mineras de toda esa zona del norte de Bolívar, ¿qué tantas posibilidades ve para el desarrollo de proyectos agroproductivos, considerando que ellos pagan altas cantidades por la compra de alimentos?

—Así es. El pequeño minero se ha convertido en blanco de un conjunto de actores inescrupulosos. Lamentablemente, a veces, son personas llamadas a proteger a los pequeños mineros, como algunos miembros de los cuerpos de seguridad —¡no todos!, pero algunos ejercen una represión desmedida— y otros actores civiles que, sin ningún escrúpulo, se dedican a saquear, a despojar al pequeño minero, a extorsionarlo; o a estas operaciones especulativas con el alto costo de la vida.

En el Arco Minero, los mineros producen alimentos. En la mayoría de las minas, yo vi plantaciones y cría de animales. ¡Eso hay que potenciarlo!: hay que brindarles asistencia técnica; establecer con ellos alianzas. Además, hay un elemento importante: los mineros son, prácticamente, junto con los pueblos indígenas —muchos indígenas también son mineros: hay muchas minas indígenas—, los únicos que están presentes en territorios particularmente vulnerables, al lado de la frontera con Guyana, ¡nuestra Guyana Esequiba!, y al lado de Brasil.

El pueblo minero es condición de soberanía, de ejercicio de soberanía nacional sobre territorios que el Estado venezolano, históricamente, ha abandonado, y que, como en todos los casos, son los humildes, los trabajadores quienes, con su presencia, afirman soberanía y construyen patria.

Este elemento de soberanía nacional también debe ser incorporado en la política minera y en la política de organización de los pequeños mineros. Yo vi, por ejemplo, la Asociación de Guardianes del Esequibo, cerca de Hoja de Lata. Los mineros se plantean seriamente un desarrollo productivo responsable en una frontera que es, particularmente, sensible por el despojo histórico del imperio británico de nuestro Esequibo. La presencia del Estado venezolano, aún hoy, es muy precaria, muy débil en esas áreas. Ese es un tema que no está, para nada, resuelto. Es muy lamentable, por ejemplo, ver cómo pasan gandolas de gasolina venezolana, que no les permiten tener a los mineros, pero pasan a la Guyana a financiar la usurpación del territorio Esequibo. Por eso digo: son los mineros una condición de soberanía para la protección y defensa de territorio nacional.

—Después de vivir esa experiencia de investigación en los territorios de la Orinoquia, ¿qué significado toma para el científico Andrés Antillano el Arco Minero del Orinoco?

—Yo creo que el Arco Minero debe descansar en el reconocimiento de la clase trabajadora minera, en la incorporación y la dignificación de la clase trabajadora minera que son esas decenas de miles, esos cientos de miles de pequeños mineros quienes, todos los días, no solamente producen oro, producen diamantes, sino que hacen patria sobre estos territorios. El Arco Minero debe pensar un desarrollo con enfoque ecológico basado en relaciones comunitarias, y fortalecer una presencia activa del Estado que proteja y potencie las capacidades creadoras de nuestro pueblo.

Fotos: Emilio Guzmán

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Venezuela recuperará áreas afectadas históricamente por la minería

Prensa Minería / Sabrina Cabrera.-  El presidente de la Fundación Misión Piar, José Ortiz, estuvo en el programa Encendidos, transmitido por Venezolana de Televisión, como parte del trabajo de difusión y conocimiento sobre el Arco Minero de Orinoco (AMO). Trató temas como el impulso del Plan Chamba Juvenil Minero y la inclusión de la minería artesanal.

Ortiz elogió el trabajo de las comunidades habitantes de las zonas de desarrollo del AMO, por la organización y el entusiasmo que imprimen en sus actividades mineras.

“Hay un compromiso para la mitigación del impacto y para la recuperación de las áreas afectadas, y aquí tenemos un compromiso de juntar todos los esfuerzos”.

El presidente de la misión también resaltó el trabajo social hecho para los pequeños mineros y  mineras, que se ve reflejado en sus casas de atención y en protección social, donde están estructurados cinco vértices de acción, entre los que destacan salud, educación, recreación y seguridad en el trabajo.

Sobre el Plan Chamba Juvenil Minero, Ortiz destacó la excelente labor que se ha realizado con el Instituto Nacional de la Juventud y el ministro del Poder Popular para la Juventud y el Deporte, Pedro Infante, para alcanzar el éxito del plan en el área minera.

El presidente de Misión Piar finalizó su intervención invitando a los jóvenes a que se inscriban en el Plan Chamba Juvenil Minero, para lo cual solo es necesario el Carnet de la Patria y enviar el currículo al correo chambajuvenilminera@gmail.com.

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Alianzas estratégicas con poder popular minero impulsarán emprendimiento económico productivo

Prensa Minería/Héctor Carrasquel.- Integrantes del Consejo Popular Minero y representantes del Ministerio para Desarrollo Minero Ecológico abrieron las primeras mesas de trabajo conjunto del año 2018, con el fin de avanzar “en la negociación de las condiciones económicas, legales, ambientales y sociales, de las alianzas estratégicas con la pequeña minería que fortalecerán y optimizarán la producción aurífera”.

En el encuentro, el coordinador general del Consejo Popular Minero, Ramón Calderón, resaltó el compromiso por parte del equipo político del presidente Nicolás Maduro de construir, juntos, una ruta para establecer unidades de producción de propiedad social.

“En las mesas de trabajo, está la propuesta de activación del Fondo Social Minero, mecanismo que va a permitir dignificar la labor que desempeña el sector”.

A su vez, Skarlyn Dorado, coordinadora de Finanzas del Consejo Popular Minero, expresó que, con la construcción de estas alianzas, se darán las condiciones óptimas tanto para la pequeña minería como para el Estado venezolano.

“Venezuela es ejemplo vivo de democracia. Acá, está el pueblo minero construyendo, consciente de que es el octavo motor económico del país, uno de los que mayor empuje tiene en el apalancamiento de nuevo modelo económico”, dijo Dorado.

Por su parte, el director general para Pequeña Minería, Félix Caraballo, resaltó que el Gobierno nacional “mantiene espacios de construcción permanente” a fin de promover el buen vivir del poder popular minero, quienes históricamente habían sido marginado de las dinámicas sociales.

Informó que, en las mesas de trabajo, han estado presentes representantes de los despachos de Nuevas Inversiones y de Seguimiento y Control, cumpliendo la orientación del ministro Víctor Cano, de construir en colectivo una política minera coherente.

Aportes para el Plan de la Patria 2019-2025

El director general para Pequeña Minería destacó el papel que vienen desarrollando los pequeños mineros y las pequeñas mineras, para la formalización de la minería como una actividad productiva de la Agenda Económica Bolivariana.

“Todo el Consejo Popular Minero está discutiendo un modelo de gestión productiva que permita brindarlos aportes para la materialización del Plan de la Patria 2019-2025, que va regir el destino del país por el próximo sexenio”, refirió.

Foto: Julio García

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Pequeña minería recibe insumos y acompañamiento especializado para aumentar producción de oro

Prensa Minería / Pedro Hernández.- En un acto histórico encabezado por el ministro del Poder Popular para Desarrollo Minero Ecológico, Víctor Cano, se inició la entrega formal, por medio de la Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (Cavim), de explosivos destinados al proceso de explotación aurífera subterránea a realizarse en las 23 áreas autorizadas para uso minero en el norte del estado Bolívar.

“Hoy, damos inicio a la entrega de explosivos a la pequeña minería. Es parte del plan de ordenamiento de la gestión productiva minera para incrementar la producción de oro, bajo estrictos controles soportados en las normas internacionales de minería segura y con el acompañamiento técnico de personal de Cavim”, subrayó Cano.

El titular de la cartera de Minas hizo énfasis en que el uso de explosivos debe hacerse de manera organizada y solo en el marco de las alianzas con el Estado venezolano.

Entrega de insumos en La Vanguardia_4

“Llamamos al pueblo minero a seguir organizándose y empoderándose, desde los 4 vértices del Motor Minero: social, económico-productivo, ambiental y seguridad”, señaló el ministro Cano quien recordó que ya se han firmado 24 alianzas con la pequeña minería por orden expresa del presidente Nicolás Maduro.

El ministro recordó que, en el Arco Minero del Orinoco, está en marcha un cronograma de firma de alianzas con la pequeña minería, exclusivamente, en las áreas declaradas para uso minero, tras una serie de estudios ambientales y socioculturales previos.

El evento tuvo como escenario la empresa Molinos La Vanguardia en el sector Nacupay del municipio El Callao, en Bolívar, desde donde se realizó una maniobra de voladura.

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