Prensa Minería.- Los Fosfatos son minerales no metálicos, que poseen un alto contenido de Fosforo, con un elemento fundamental para los organismos vivientes, se pueden encontrar en la naturaleza concentrados en rocas fosfáticas los cuales al extraerse se pueden utilizar en el área industrial.

Existen diferentes tipos de Fosfatos, los mismos se dividen en dos categorías orgánicos e inorgánicos; los Fosfatos Orgánicos también se conocen como organofosfatos, denominados así por contener carbono en su composición, se forman cuando este acido se convierte en un éster a la hora de que se combina con un hidrocarburo; vale destacar que los ésteres son compuestos que se forman por la unión de ácidos con alcoholes.

En el caso de  los Fosfatos Inorgánicos, son sales del ácido fosfórico, tienen diferentes modos de empleo dependiendo de sus propiedades físicas y químicas.

 La principal diferencia entre los fosfatos orgánicos y los inorgánicos es que los fosfatos orgánicos están  compuestos por ésteres del ácido fosfórico y los inorgánicos por sales inorgánicas.

Venezuela, posee importantes depósitos de Fosfatos en su suelo, cuyos principales yacimientos se pueden encontrar en el estado Táchira, donde se estima que se concentran los más altos niveles de este importante mineral, así mismo, se han ubicado depósitos en los estados Falcón, Zulia y Táchira, Lara, Mérida y Trujillo.

Este mineral, es uno de los nutrientes primarios en el mar, su presencia controla la productividad orgánica y por ende los organismos que viven allí; se encuentra disuelto en el agua de forma ortrofosfato, su concentración suele alcanzar valores máximos en las zonas costeras, estuarios o en cuencas marinas anóxicas.

Los depósitos fosfáticos, tienen gran importancia económica, porque son uno de los componentes fundamentales de los fertilizantes que se utilizan en la agricultura, así como pesticidas, cerámicas, productos lim­piadores, jabones, deter­gentes e insecticidas, entre otros.

El Motor Minero junto al Gobierno Bolivariano, a través del aprovechamiento razonable de los minerales, fortalece el aparato productivo nacional, mediante la incorporación de prácticas científicas y tecnológicas acordes con el desarrollo ecológico de la actividad minera, garantizando la conservación de la diversidad biológica y la protección del medio ambiente.

¡Tenemos mucho por hacer!

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